domingo, 14 de agosto de 2016

La Cuerda de los Aquilianos

Antes solo lo intuía, pero ahora ya sé exactamente por qué nunca (con n de jamás) voy a hacer la ruta “A” (la larga) de la Travesía de los Aquilianos. (*)

Probablemente (o sin probabilidad) la ruta más dura que he hecho.

Y la culpa fue mía...

¿Qué tal?
Hace unos días, aprovechando las vacaciones, me fui de excursión.

Hará cosa de tres años hice la ruta circular de la Tebaida Berciana, entre Peñalba de Santiago y Montes de Valdueza.
Esta vez el plan era similar, solo que pasando por las cumbres de los Aquilianos: Cabeza de la Yegua, Berdiaínas, Pico Tuerto y Aquiana.
Era consciente de las subidas chungas que tendría que afrontar, ya subí a Cabeza de la Yegua el año pasado y a la Aquiana hace tres, pero subestimé las bajadas. Concretamente la larguísima e interminable bajada desde la Aquiana hasta Montes. Me hizo daño, mucho daño, y la subida de vuelta a Peñalba por el PR-LE 14 me acabó de machacar...

Hacía tiempo que no cometía un error tan gordo... espero haber aprendido la lección.


La ruta en cuestión, como sabréis o habréis intuido por la primera frase de esta entrada, forma parte de la Travesía de los Aquilianos. Es la parte más dura y puede que bonita de la Travesía.
Sale del punto de control y avituallamiento de Montes hacia Peñalba por el PR-LE 14, también conocido como Senda de los Monjes y que forma parte de la Senda Circular de la Tebaida Berciana, y, tras pasar por el control de Peñalba, trepa al de Cabeza de la Yegua en un tramo que sube unos 1000m en algo más de 3km. De ahí va cresteando por Berdiaínas y Pico tuerto hasta el control de la Aquiana, para bajar hacia el Campo de las Danzas… Donde se reúne con la Ruta “B”, que corta desde Montes y se salta esta parte.

Todo ese tramo está perfectamente balizado y señalizado con marcas rojas de pintura en el sendero y con pequeños postes que sobresalen de la hierba (estos en las cumbres, sobre todo)
Yo la iba a hacer circular, saliendo de Peñalba.
La luna llena sobre uno de los Pueblos Más Bonitos de España
Tuve que dejar el coche en el camino que lleva a San Cristóbal, dado que estaban de fiestas (el patrón Santiago) y el aparcamiento estaba petado...
Atravesé el pueblo vacío (a las 9:00 de la mañana de un domingo de verano la gente decente está durmiendo...) y fui siguiendo el sendero hacia el cementerio y el inicio de la primera subida del día.
Nadie por la calle... aun es muy temprano
La trepada hasta Cabeza de la Yegua tuvo poca historia (véase aquí para más información)

Escala para recuperar fuerzas y líquidos y ver lo que me espera... y veo algo que no me esperaba: ¡un nevero!
Aún queda (quedaba hace tres semanas) nieve en los Aquilianos. Concretamente en un rinconcito de la ladera este de Berdiaínas.
La Cuerda de los Aquilianos desde Cabeza de la Yegua: A la izquierda se ve Berdiainas y su nevero,

Bajada hasta la Silla de la Yegua y segunda trepada (esta más suave) del día.
En llegando a la cumbre, abandono el sendero balizado para acercarme a ver si he visto bien. Sí, aún queda nieve.
Es un nevero pequeñito y sé que no va a durar, pero me ha hecho ilusión...

Un tipo.
Sin bastones, mochila o ni siquiera gorra, que me lo cruzo a la que vuelvo al sendero.
Pasa a unos 20/30m de mí, en dirección contraria, a ver el nevero, supongo. No le distingo ni siquiera una triste cantimplora en el cinto y me da la impresión de ir en vaqueros... ¿Qué hace un tipo como él de esa guisa en un sitio como ese?
He llegado a pensar que lo soñé, pero, a esas alturas aún estaba en plena posesión de mis facultades... o eso creo.
Me encontré con poca gente, media docena larga de personas, a lo largo de la ruta, pero todos íbamos equipados para la ocasión: Mochila, cantimploras, bastones, cubrecabezas varios, que la solana era importante...

En fin...
Nueva bajada y nueva trepada hacia lo que yo creo que ya es el Pico Tuerto... y que resulta no serlo.
El Tuerto queda un poco más adelante... y un poco más alto.
Este collado es un poco más pronunciado que el anterior, pero nada del otro mundo. Aun así voy acumulando kilómetros (de ruta) y metros (de desnivel).

Me ajusto bien los cordones de las botas para afrontar el primer descenso fuerte del día y la posterior subida hasta la Aquiana. La subida no muy larga, pero hago el último tramo por la ruta balizada en vez de por las zetas de atrás y se me hace empinada...
Saludo al Guarda de Incendios (y a su mastín) que están de guardia hoy y me siento un ratito a la sombra a descansar, comer, beber y disfrutar de las vistas...
El Bierzo desde la Aquiana
Me ajusto de nuevo las botas, cojo mochila y bastones y comienzo mi descenso hasta Montes... o a los infiernos, que, ese día y para mí, vino a ser casi lo mismo.

Como dije antes, subestimé esta bajada. La subestimé terriblemente.
Una primera parte por la cuerda, y luego por el cortafuegos, muy empinada y con losas de pizarra emergiendo del suelo que me hacían ir despacito, con las puntas de los dedos golpeando la puntera reforzada de las botas, y con cuidado para no resbalar y dejarme la piel (literalmente) en el camino.
Me machacó los dedos de los pies.
La segunda parte es más tendida, pero, con los pies doloridos por el tramo anterior, se me hizo casi interminable. Hasta llegar a Montes no empecé a recuperar las buenas sensaciones... que se desvanecieron en cuanto empecé a trepar de nuevo y me di cuenta de mi segundo error del día.

Recordaba vagamente la senda entre Peñalba y Montes y sabía que tendría que subir... lo que no recordaba era que tendría subir tanto. Digamos que me esperaba un puerto de 3ª y me encontré un primera.
En fin... por lo menos, al ir subiendo, los dedos de los pies no me molestaban tanto.
A unos metros de la cima y saliendo de la zona que llaman, con buen criterio, el Carballal, me siento un ratito a la sombra del último árbol, un roble joven. El momento anímico crítico ha quedado atrás y, aunque cansado, estoy bastante mejor que hace un rato, cuando se me cayó el mundo encima al darme cuenta de lo que me quedaba todavía por subir... echo un trago y continuamos, que ya queda poco.
La última bajada del día no se me hace tan chunga como la anterior y voy haciendo camino. Sé que el sendero da un par de vueltas y aún me queda un rato, pero veo Peñalba al fondo y eso me anima un poco.

Llego al arroyo del Silencio y hago otra paradita a la sombra para terminarme el agua (caldo, más bien) que me queda. Me falta la última subidita hasta el pueblo, pero la sombra y el frescor del arroyo la hacen muy llevadera.
Aquí sí me cruzo con un montón de gente (estamos de fiesta) que, en grupitos, se acerca hasta la cueva de San Genadio. Alguno me pregunta si vengo de allí... de un poquito más p’allá, contesto yo ;o)

Un Acuarius en el bar, que me vendrá bien un poco de líquido fresco y recuperar azúcares y sales minerales (por no hablar del aire acondicionado) y de vuelta al coche entre el ambientillo/ambientazo de la fiesta (no es que sea mucha gente, pero ¿cabe toda en el pueblo?).
Tentado estoy de decirles a unos chavalillos que están jugando con globos de agua que me tiren unos cuantos.

El final casi 29km con casi 2000m de desnivel acumulado...
Como decía al principio: la ruta más dura que he hecho.

Aunque confieso que tuve que editar la ruta para quitarle los últimos kilómetros... se me olvidó apagar el GPS cuando llegué al coche y hubieran desvirtuado un poco la velocidad media :o)



Y ahora, para terminar, dediquemos un momento a hablar de:
Mis cagadas...
Me gusta planificar mis rutas y excursiones... Sí, he escrito muchas veces que he improvisado tal o cual sendero, pero siempre por zonas que conozco o, si no las conozco, que he estudiado.
El subestimar tanto la bajada de la Aquiana (tengo las uñas de los pies amoratadas de pegar contra la puntera de la bota) como la posterior subida al Chano Collado son dos errores que, para un paranoico de la planificación como yo, duelen mucho más en lo moral que en lo físico.
Esos dos errores hicieron, además, que la ruta fuese más larga (en tiempo) de lo esperado. Al final fui bien de comida y de agua, que siempre llevo de más (véase el párrafo anterior) pero el volver a casa con las cantimploras vacías es algo que no me pasaba desde hacía mucho…
En fin, de los errores se aprende… o eso dicen. Y espero que sea cierto, porque esta vez me he lucido.




(*) La Ruta “B”, con 12km menos, evita toda esta subida. Corta directamente desde Montes hasta el Campo de las Danzas.
Este invierno quiero preparar esta Travesía Corta de los Aquilianos. Quiero saber si puedo caminar durante, al menos, 10 horas (eso sé que puedo hacerlo) pero a una velocidad sostenida de entre 4 y 5km/h (eso es lo que está por ver…)
Si veo que puedo... igual lo intento el próximo junio.

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