domingo, 9 de septiembre de 2018

¡Volver...!

¡Volver!.
Con la frente morena.
Los rayos del sol doraron mi piel.
¡Sentir!.
Que es un soplo las vacaciones.
Que veinte días no es nada.
¡Qué febril la mirada!.
Esquivando a mi jefe.
Que me busca y me nombra.
¡Vivir!.
Con el alma encerrada.
En una oficina.
A la vuelvo... 
¡Otra vez!.


Pues eso, que, después de tres meses desde la última entrada, estoy de vuelta... ¡más o menos!


Este año está siendo complicado. Temas de familiares y allegados, algunos graves, me han tenido ocupado el tiempo y liada la cabeza estos meses de atrás ¡y lo que te rondaré morena!
A ver cómo acaba el año.

En la vertiente personal/laboral, el traslado no ha salido como esperaba.
Me he encontrado una forma de trabajar muy diferente de la que estaba acostumbrado (y de lo que esperaba) y me está costando cogerle el punto más de lo que debería.  En fin, tengo hasta que me jubile, así que...
La parte buena es que tengo casi una hora menos de coche para llegar al pueblo y este verano me ha venido como Dios... (véase el apartado anterior...)
Eso sí, la ciudad... es como si todavía no viviera aquí.

Tema aficiones... resulta que tengo en la oficina representantes de casi todas ellas.
Por un lado está genial: Charlas de oficina, quedadas, integración más rápida...
Pero, por otro, no sé. Eso de compartir el tiempo libre con los compañeros de la oficina... no acabo de verlo claro del todo.
Lo bueno es que serán ratos diferentes con gente diferente, así que creo que ganarán los pros a los contras.

Y poco más.
He vuelto a pintar (¡tres meses sin tocar los pinceles!) y espero volver a publicar, no sé si semanalmente, pero sí de una forma más o menos regular.

Y hasta aquí por hoy, os dejo con un atardecer berciano...

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